1.- El lleva la cuenta, las registra, las escribe, sabe exactamente cuantas angustias hemos tenido. ¡Que gran contraste! ¡Qué lindo es saber que El lleva ese registro! ¿Verdad?

2.- Parece que nuestras lágrimas desaparecen con el tiempo, una vez secadas, solo quedan nuestros ojitos rojos por un par de minutos. Pero que preciosa metáfora de que el tiene un frasco con todas ellas juntas. ¿Te imaginas para que?

¿Por qué nuestro gran Dios guardaría nuestras lágrimas en un frasco?

3.- No solo lleva la cuenta de cuántas son, no solo las guarda en un frasco, sino que traduce esas gotas en letras para escribir un libro. Wow.

¿Qué libro estamos escribiendo?

Qué Dios hoy nos abrace con su amor y su persona. Y que si tenemos que dejar correr algunas lágrimas, lo hagamos confiados, de que el hace esas 3 cosas con ellas.