“El ruido no hace bien, el bien no hace ruido.” — San Francisco de Asís

Ultimamente me cuesta concentrarme.

¿Cuál será la razón? El multitasking. Puede ser. El whatsapp abierto en otra ventana, los mails que siguen entrando, estar mirando dos pantallas, las miradas de las personas que están del otro lado que me perciben. ¿Por qué no estoy conectado al 100% conectado con las personas que están en la sala de audiencia virtual? Abro y cierro zooms muy rápido, muy seguido. Mi cerebro de mediador creo que todavía no logra acostumbrase.

Algo me hace pensar que mi cerebro y mis neuronas no van tan rápido como el click de mi mouse.

Antes tenía que levantarme de mi escritorio, salir de mi oficina, acompañar a las personas hasta la puerta, darles la mano o un beso en la mejilla y despedirlos con una sonrisa. Hoy digo: -Que tengan un buen día y aprieto “finalizar reunión”. Luego abro otro zoom y digo: -Buen día. Y así se me pasan horas de mi día…

Antes tenía un living/recepción, las personas esperaban en sillones, había caramelos… luego caminaban hacia la sala de audiencias, me pasaban sus documentos, y mientras los acreditaba en el expediente cargando su datos en la compu, hablábamos del tráfico, del camino, de la lluvia, de que es viernes, es lunes, del cansancio, y luego de un rato, nos disponíamos a conversar sobre el conflicto.

El ruido es un elemento constante en nuestras conversaciones. No sabemos dónde están físicamente los otros participantes de nuestra audiencia. ¿Estarán solos? ¿En una oficina? ¿En sus casas? Sus hijos pasan por atrás.

Antes, en nuestras salas de audiencias, nosotros controlábamos el ruido, la distracción, la concentración no era un problema. Hoy es un problema conectar con el otro, con el “bien” del otro, porque hay ruido.

Creo que mi primer responsabilidad es eliminar mi propio ruido.

Percibir mis limitaciones, detectar mi cansancio, tomar recreos, ir hasta la puerta aunque no haya nadie del otro lado. Abrir la puerta, cerrarla, volver al escritorio. Entender que hay otra reunión diferente, recordar cuál era el motivo, intentar dar vuelta la página y olvidar la anterior.

La acción de levantarme de mi silla, no estar 3 horas seguidas sentado frente a la pantalla, la recomiendan todos los médicos desde que comenzó la pandemia, pero yo. Bien. Gracias.

Distinguir mi ruido, hacerme bien, en un mundo totalmente acelerado y vertiginoso, ya es un montón.

Sigo buscando como profundizar mi empatía digital.