El silencio
¿Cuando fue la última vez que apagaste el celular? ¿Cómo te llevas con el silencio? ¿El Covid19 te provocó algo nuevo con relación a los silencios de la vida?
El gran rey David dijo en el Salmo 39:2 (La Biblia) “…pero mientras estaba allí en el silencio sin siquiera hablar cosas buenas, el torbellino en mi interior se hizo cada vez peor…”
En días de permanecer encerrados, me gustaría con tu permiso, que caminemos juntos con algunas dudas que tengo sobre …
El silencio.
Una de las maneras que practicaban la tortura, algunos servicios de inteligencia, era dejando a las personas, en un espacio totalmente silencioso y cerrado por días, semanas.
Hoy permanecer encerrados es una manera de sobrevivir al Coronavirus.
Y vamos a mis dudas, mis preguntas, mis ideas y pensamientos en voz alta. Escribo lo primero que se me viene a la mente, mientras ordeno mis apuntes, mis libros y mis pestaña de google chrome.
Entonces… ¿cuando el silencio es una respuesta, será que yo no estaré reconociendo bien, cuál es la pregunta?
¿Podré pedir que se reformule o ya será demasiado tarde?
El silencio también me molesta cuando se percibe agresivo. El silencio es una respuesta muchas veces, para no entrar en conflicto. Me clavaste el visto, dicen los adolescentes.
Me comentó un amigo que existe una obra clásica, donde su autor puso un silencio de 4 minutos. ¿Podemos imaginar las reacciones de las personas en ese teatro, durante ese gran período de tiempo en silencio?
Muchas veces utilizo el silencio para huir de una comunicación. Y otras veces yo tengo ganas de que “rompamos el silencio” como el título del libro de Maria Elena Mamarian.
Distinguimos las palabras gracias a los silencios. Alguien dijo por ahí, que no existirían las palabras sin los silencios. Entonces podríamos decir que el silencio, es quizás, un espacio creador.
Voy a estar offline unos días, me dijo un amigo.
¿Que rayos me habrá querido decir? ¿Se irá de vacaciones sin su celular?
El silencio es salud dicen. Depende. Hoy, mas que nunca, necesito fortalecer los vínculos. El silencio es oro. Depende. Hoy, mas que nunca, necesito verbalizar (yo lo hago a través de la escritura) y escribo lo que pienso, imagino, investigo.
El silencio me ayuda a percibirme, siempre y cuando, yo tenga los recursos para poder hacerme las preguntas necesarias.
El silencio en las calles de Venecia, permitió que se purifiquen los canales y como nunca se ha visto antes, hoy se pueden ver peces en esas aguas tan cristalinas.
El silencio bien utilizado aclara y despeja la mente. Ese silencio que nos permite reconocer que nada es nuestro y que todo es por Su Gracia. Que si seguimos vivos es porque El lo permite.
El silencio, escribe la poeta italiana Rosa Bellino, “…permite aclarar las turbias aguas de nuestras mentes…”
De la misma manera, que los músicos necesitan del silencio para afinar sus instrumentos antes de un concierto, yo necesito afinar mis cuerdas vocales cada mañana, para ver qué palabras van las indicadas durante las conversaciones que voy a mantener.
En la vida, en la música, los silencios son los que permiten crear bellas melodías, acentuar la presencia de la notas y pasar de la estrofa al coro. Los silencios nos permiten evaluar, ensayar y volver a practicar.
En la década del 60, en la universidad de McGill en Montreal, liderada por el Psicólogo Donald Hebb, ciertos investigadores invitaron a diversos estudiantes para que voluntariamente pasaran el mayor tiempo posible dentro de un cubo de vidrio totalmente cerrado y silencioso.
Estando privados de cualquier contacto humano y sonido alguno, comenzó el experimento.
A las pocas horas, algunos alumnos se volvieron increíblemente violentos y comenzaron a gritar. Otros comenzaron a cantar hasta que no dar mas. Todos intentaban romper con la monotonía. Los científicos que estaban mirando desde afuera, observaron que algunos comenzaron a tener ciertas alucinaciones. Muy pocos duraron mas de 2 días y casi ninguno llegó a la semana.
Hebb escribió luego un artículo para la revista American Psychological Association mostrando a sus colegas, lo perturbador que fueron los resultados de su investigación.
Que tremendo es pensar y analizar esa investigación, a la luz de la cuarentena que llevamos hoy. Casi 50 días de aislamiento o bonitos días de lockdown.
Al mirar una partitura, lo bello no son solamente los silencios, sino la combinación de ellos con las corcheas. No hay obra musical sin esa maravillosa mezcla de sonido y silencio.
Lo bello es la combinación de las palabras con el silencio.
Otro famoso dicho popular sobre el silencio es…
…el que calla, otorga.
¿Será así?
En algún momento vamos a explotar. En algún momento necesitamos de una válvula de escape que nos ayude a respirar esas palabras que hay en nuestro interior.
Es que si no sabemos cómo manejarlo, en momentos cómo este, el silencio puede aturdirnos.
Para los mediadores, el silencio opera como herramienta de escucha e interpretación. Hablamos de la famosa escucha activa. Una maravillosa definición musical por un gran compositor.
¡Cuánto para reflexionar! ¿Verdad? Silencio.
En la carta 16 de la primera edición de mi libro, escribo una carta titulada “Hacer silencio es también un acto creativo”. Hoy estoy en vías de corregir algunos párrafos, pero me gustaría despedirme con ésta frase, como para seguir reflexionando…
“…atras de mi transparencia escondía mi frustración de no poder detener mi lengua…”